
Tres claves para fortalecer tu empatía
La empatía es una de las habilidades más valiosas que podemos desarrollar, ya que nos permite conectar con los demás a un nivel profundo y de manera auténtica, reconociendo la humanidad de la otra persona y la nuestra.
Hoy quiero compartir contigo tres claves fundamentales que te ayudarán a cultivar y fortalecer tu empatía, lo que repercutirá en la calidad de tus relaciones.
1. Pregunta por lo que la otra persona necesita
Una de las formas más efectivas de mostrar empatía es preguntar directamente a la persona qué necesita. Es importante saber lo que el otro realmente necesita y de la manera en que lo necesita. El simple acto de preguntar de manera curiosa y con interés real hacia la otra persona: ¿cómo te puedo ayudar? o ¿qué puedo hacer por ti? puede hacer una gran diferencia.
Cada persona tiene sus propias necesidades y formas de querer recibir ayuda, y es fundamental comprenderlo. No supongas qué podría ser lo mejor para la otra persona, sino asegúrate de saber por ella, de forma específica, qué es lo que más le ayudará en ese momento.
2. Escucha genuinamente y de manera activa
Escuchar es un componente esencial de la empatía y nada tiene que ver con oír las palabras de alguien. La escucha activa significa estar completamente presente y atento a lo que la otra persona está diciendo.
Otra vez entra en juego aquí el interés real y la curiosidad por la otra persona. No se trata de interrumpir o de dar consejos inmediatamente, ni mucho menos de compartir tu propia historia (incluso aunque te haya pasado lo mismo y con una intensidad que tú consideras mayor). En lugar de apresurarte a responder, permítete estar en el momento, procesando cada palabra y observando el significado que tiene cada una de ella para la persona. Presta atención a la comunicación verbal, a la comunicación no verbal y a la paralingüística.
Además, es importante no interrumpir cuando la persona haga una pausa. Muchas veces, en las pausas existentes en una conversación, la persona busca organizar sus pensamientos. Es crucial generar y respetar ese espacio para que la persona se exprese sin presiones. Escucha con todos tus sentidos y haz preguntas que ayuden a profundizar la conversación, como por ejemplo, ¿cómo te sientes con esto? o ¿cómo alcanzaste aquel logro?
Estas preguntas muestran tu interés genuino por comprender más profundamente la experiencia del otro.
3. Escucha sin emitir juicios
Una de las mayores barreras para la empatía es el juicio. A veces, podemos caer en la trampa de comparar la experiencia de la otra persona con la nuestra, o de intentar poner etiquetas a lo que nos están contando. Sin embargo, recordar que cada individuo tiene su propia historia y su forma de ver del mundo es clave para ser empático.
No se trata de juzgar ni de imponer nuestra interpretación sobre su relato. Te cuenta su historia desde su propia experiencia y visión del mundo. No desde la tuya. Es importante reconocer y validar que la otra persona tiene una experiencia única, con sus propios recursos, emociones y perspectiva.
En definitiva, otra experiencia vital y otros recursos.
Como dijo Carl Rogers:
“Ser empático es ver el mundo con los ojos del otro, y no ver nuestro mundo reflejado en los ojos de él”
Esto implica que, al escuchar, debemos abandonar nuestra tendencia a ver la situación desde nuestra propia visión y, en cambio, abrirnos a la perspectiva del otro.
Conclusión
Desarrollar la empatía es un proceso continuo que requiere de práctica y paciencia. Al preguntar por lo que realmente necesita la otra persona, escuchar de manera activa y sin juicios, y al intentar ver el mundo a través de los ojos del otro, podemos fortalecer nuestras conexiones y crear relaciones más auténticas y profundas. Recuerda que la empatía no solo enriquece a quienes nos rodean, sino que también nos transforma a nosotros mismos.
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